Examina tu corazón
Salmos 139:22 dice “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y
conoce mis pensamientos.” Para sanar debemos reconocer que estamos enfermos, si
quieres ser sano es importante que te acerques a nuestro sanador (Jesús), y le
pidas que examine tu corazón, y así él te muestre que es lo que te está
cargando; porque a veces hay cargas que desconocemos, historias sin cerrar
que de vez en cuando se abren y te duelen.
El tema de la sanidad en muy amplio, ya que la raíz de un corazón
endurecido es la falta de sanidad, la falta de reconciliación con aquellos que
nos hicieron daño.
Hoy en día somos vulnerables al dolor, incluso hay personas que nos
lastiman y ni por enteradas se dan, y vamos por ahí con una carga en nuestro
corazón, con una historia sin resolver, y que tal vez no resolveremos, porque
es difícil acercarse a alguien y decirle “oye me lastimaste, tú no lo sabes,
pero me causaste un gran dolor”, para muestra de lo que les hablo un botón,
antes de volver a los brazos de mi amado estuve en una relación que duró
aproximadamente cinco meses, fuimos los típicos “amigos con derecho”, cuando
todo se terminó quedamos aparentemente bien, como amigos y no más, ya que él
había vuelto con su expareja, muchas veces lo tuve que ver y hacer que no me
dolía nada, cuando en realidad me dolía todo, sólo Dios fue testigo de la
tristeza que visitó mi corazón durante varios meses; él no tenía idea, de hecho
no tiene idea del dolor que causó ese rompimiento en mi corazón y de las tantas
veces que lloré. Ese es un ejemplo de algo que físicamente quedó sin resolver, pero gracias al trabajo de restauración de Dios en mi vida, pude
sanar esa herida.
Y lo que les quiero decir, es que hay muchas historias inconclusas que
te corresponden a ti de la mano de Dios ponerles fin.
Y esto es algo que debes hacer por amor a ti, por tu paz y tranquilidad,
no es justo que vivas en un constante sufrimiento, no es justo que tengas que padecer
los síntomas de un corazón endurecido a causa del dolor.
Si tienes que cerrar alguna historia ¡ciérrala!
Si tienes que alejarte de alguien ¡aléjate!
Si Dios ya te dijo que no, hazle caso y no sufras más.
En estos días en mi mente ha rondado esto, y es que para que los planes
de Dios se ejecuten en tu vida, debes dejar ir aquello que te aleja de la
presencia de Dios. El no sanar, no perdonar, el no soltar, nos deja por fuera de los planes y de la presencia de Dios.
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